martes, 24 de julio de 2012

Starvin.


Ese sándwich (1) que nos morimos por comer a unas dos de la tarde cualquiera mientras deseamos que no quede pan (2) para no tener que bajar a hacérnoslo. Mientras nos quejamos cómodamente de que seguro que no queda pan. Mientras nos hundimos en la miseria del recuerdo de antiguos panes.

1: Vida.
2: Oportunidad.


martes, 27 de diciembre de 2011

"Pray."

Que cada día suponga una batalla enérgica contra la inconformidad puede resultar cansado. Los meses en sprint hacia no sé dónde exactamente, cerrando los ojos para ver lo invisible, olvidando lo corpóreo para palpar lo inmaterial y seguir levantándome sin conclusiones. Negociando con humo, rezando por que rente el valor de la pena, por que rente rezar. Jugar todo lo que tienes por todo lo que no tienes es divertido hasta que dudas que eso que buscas exista y todo sea una pérdida de tiempo. Decidir la fe entre la fe y tener razón. Decidir creer entre creer y creerles y quedarte lógicamente sin argumentos; no es decidir ser ciega y feliz, sino ciega, ciega a secas, viva a tientas. Vivir en permanente batalla contra el tiempo y su manía de hacer minucias las razones que voy encontrando por el camino, para seguir batallando contra el tiempo y su manía de hacer minucias las razones que voy encontrando por el camino, y sucesivo como su tic tac...
A veces la esperanza es el remedio, a veces la enfermedad.
Pero que dude no es batirme en retirada, es necesario, es ahorrar para munición mientras como techo en ayunas y lo digiero peor que el orgullo, y pienso en ellos mientras miro cómo baila el humo, intenso como Ray en Empty, mi canción de relleno predilecta, más desgraciada que paradójicamente si cabe.

viernes, 27 de mayo de 2011

Gracioso como nuestras épocas de odiantes amateurs.

Mi ego, su ego y un amor, vértices de un triángulo vicioso, más fantasma que el de las Bermudas.

Parodiarle con mis secuaces, sabes, para odiarle, para después verle y tener que disimular la mirada de significas mis ojeras. Pero él siempre me seguía conociendo mejor que mi almohada.
En fin, las noches durante las que le odié mejor fui otra insomne más reacia a la dudosa viabilidad de un sueño mientras decidía si valeriana o cafeína. Pero la vida de día no tuvo tiempo para bancarse mi parsimonia y el recreo me duró un verano, creyendo en creer hasta que sonó el timbre.

lunes, 28 de marzo de 2011

Just afraid.

Un mundo jodido por sus mundanos, dicen que es el escenario de tus días y noches y cae en picado. Y se lleva tus ganas, sus fuerzas, vuestras esperanzas en declive más en declive a cada telediario. El mundo se va a la mierda y las niñas tienen hijos de dos años enfermos en su casa mientras paran en la playa pero no el tiempo para cruzar un poco la raya para metérsela. Benditos amnésicos, a veces pienso. Con perdón. Vaya suerte ésa y putada ésta de los archivos de la memoria. Hablo de las caras que se clavaron en la retina, de ayer, ya sabes, porque esta nostalgia y basura son cosas que nos visitan a todos en la mente de vez en cuando. Lo escucho en las canciones. Siempre fue mejor ayer. Siempre va a ser mejor mañana pero ni fue ni va a ser son el tiempo adecuado del verbo y míranos, en serio, intentando pararlo. Creyendo en fines de semana como treguas, domingos como prórrogas autoconcedidas, al compás de esos tictacs dictadores. Hay pegatinas pegadas en los espejos que me lo prometen, que el futuro se avecina pero llega tan lento. Que hasta que llegue prefiero seguir esperándole. Y bueno, las lágrimas que no salen porque no hay nada sobre lo que victimizarse, cuando todo es tan culpa tuya que solo puedes seguir jodiéndolo para volar ese hecho irrefutable de la conciencia, mientras el placer de autodestruirnos nos café, nos humo, nos rutina. Después los niños se buscan a sí mismos pero no se encuentran en sus caras de llevar cuarenta años a la espalda. Treinta. Veintiuno. Veinte. Diez y vuele, más alto que el tiempo si los tiene, criatura. Esto se pudre a cada segundo asesino y fue tan difícil creerles cuando dijeron que importa que existas en este momento, pero cupo la esperanza. Pero culpo a la esperanza. Desde el centro de la tierra hasta la estrella más lejana y escondida, cada pequeño trozo de aire y no aire nauseabundo incitó a reventar el despertador contra la pared esta mañana. Este mañana que no llega, no corre en pos de tu sueño mejor y más roto. Pero sabes, detrás de la arcada más profunda se esconden cachos de conciencia, de este sentido de la moral que me está gastando los días. Mientras los veo, cómo se lavan la cara y salen al mundo a dar guerras que realmente son dosis de autoestima, tan subestimada toda la que tenéis. No es poca, dejad de poner su hipotética carencia como excusa. Todos sintiéndose reyes del tablero y esa condición de peones de Dios a la que se revelan. Joder, cuidad esas almitas. Tan llenas de nada, tan poco apetecibles tantos años aquí metidos. En esta bola de agua y de tierra de mierda, girando alrededor de un sol que solo sale para los ojos.
Son las seis jodidas de la mañana y la certeza de que va a iluminarse un día nuevo me agobia. Qué inalcanzable parece el camino de vuelta a casa cuando estás dentro de ella a veces. Y hay nicotina tobogándose en la tráquea. Y en picado cayendo algunas formas de fe, residuos de una fe, historia de una fe y un abismo y un precipicio delimitador. Residuos de un proyecto de futuro abortado porque se nos agotó la fe. Pero creo que, como debería tener claro y los fénix, siempre tendió al eterno y héroe renacer de sus cenizas y en ésto necesito tener razón.

NO
ONE
IS
ANGRY.
JUST
AFRAID.

miércoles, 9 de febrero de 2011

Galáctica memorabilia.

Una estrella, un souvenir de su venir precipitado. Con las hipotéticas inundaciones de luz y transparencias, le desmoronó los planes y los esquemas, y cualquier máxima frontera. No creía en volar pero alzó raso el vuelo. Pero no creyó. Pero no cayó. (Se tiró.)
Todo por culpa de los complots estelares. Todo el sistema solar conspirando, te imaginas. Y de repente el futuro en su puerta, apetecible. Pero faltó la certeza. Pareció que infinita la felicidad los perseguiría como un satélite. Pero pereció. Los pareceres, los infinitos, la felicidad, los satélites y las manías de perseguir perecieron todos a la vez. Porque antes de perecer parece pretender permanecer pero sentimiente. Parece, pero desaparece y... La transitoreidad. Pasamos, como el verano. Queremos tocar las estrellas pero pasa que nos quemamos. Pues un boicot sentimentiral tocó y hundió en diástole los corazones.
Cómo no, las estrellas ilusionistas. No son para siempre.

miércoles, 19 de enero de 2011

Sentimiento.



Me voy pero me quedo.
Izquierda, aunque derecha. No sé.

viernes, 24 de septiembre de 2010

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No todo lo que brilla es oro.
La mayoría de lo que brilla es mierda, endurecida, pulida y barnizada; no oro.
Y tampoco todo lo que es oro brilla.
De hecho, la mayoría de lo que es oro no brilla. (Al menos por su presencia.)
He dicho.
La conclusión más indiscutible del mundo.
(Al menos del mío.)

viernes, 7 de mayo de 2010

No ande perdido.

Búsquese.
Búsquese en sus huellas, en sus principios y en las postrimerías de los miedos que precedieron los parones. Búsquese en las líneas de su mano y en los domingos que le resultan días bonus. Búsquese por la mañana, a medio camino entre el sueño y la realidad, antes de atarse los zapatos y las cadenas que le rinden al automatismo, y le sostienen lejos de las trampas que le tienden sus emociones expatriadas. Búsquese desatado, entonces.
Busque lo que aquello que busca desearía encontrar. O no, si lo considera prudente, pero vaya y encuéntrese.

.

Qué piensas de que no se vean las estrellas desde tu cama porque hay un techo. ¿Qué piensas de las fotos que te gustan tanto que prefieres no verlas porque sólo son fotos? Qué piensas del tiempo. De que pase y se lleve tus cosas. ¿Qué piensas de las corbatas? ¿De los silencios cuando arrinconan qué piensas? ¿Qué piensas de las personas que te rompen los esquemas? Y de los esquemas. ¿Qué piensas del cielo y del infierno? ¿Y de que se turnen las estaciones? ¿Qué pensaste cuando murió Benedetti? ¿Releíste después lo que escribía sobre la muerte? Qué piensas sobre la posibilidad de morir en el próximo minuto. ¿De los próximos minutos qué piensas? ¿Qué piensas de dormir y soñar? Qué piensas cuando bates un yogur y explota. ¿No piensas en esconderte de los yogures que explotan y los imprevistos? ¿Entonces qué piensas de los escritorios? De las estrellas fugaces, de las mochilas vacías, de los mentirosos, del hip hop, de los anarquistas... De los republicanos federalistas, del patrón de buena persona, del bien, de las personas y los patrones. ¿Qué piensas de los masomenos, los tiempos muertos, la marihuana y la música de los pianos? ¿Qué piensas cuando solo te sale cagarte en la puta? ¿Qué piensas de los corazones que se dan por siniestros totales después del primer straight? Y de perder el tiempo parado en intersecciones, de no saber si palante o pal lao. ¿Piensas que inevitable? Qué pensaste de las risas fingidas después de morir la primera vez en vida, de las inteligencias misteriosas, de intentar parecer, de los reyes, de Mauritania, de November Rain, Sweet child of mine. ¿Qué piensas de estar aquí? De todo ésto. ¿Crees que vendrá alguien a solucionarlo? ¿Qué piensas de los curas, de las nuevas tecnologías, del aborto, los dentistas y las guerras mundiales? ¿Piensas que vale? Piensas que vale. Que: vale. ¿Que vale? ¿Qué vale? ¿El qué? ¿La pena? ¿Que vale las penas? ¿El qué vale? O que vale a secas. Piensas que vale. Que vale. ¿Qué? Yo también. Que vale. Pienso que vale.

lunes, 26 de abril de 2010

The end is not near.

Irá la cosa pues, de caminar hasta que no me den los pies hasta creerme con permiso de llevarme con el viento para poder sentir el vértigo preciso que no siento. Vuela que te vuela, querré volver, que no retroceder. Volver para torcer donde debería seguir recto.
Volver a decepcionar y sentirme diseccionada, volver a diseccionar y sentirme decepcionada.
Para que en medio de la disección y las decepciones, venga equis a tocarme la mejor llaga y valga la pena levantarme de la camilla para volver resucitada a las andadas por las ramas, que da gusto perifrasear entre pitillo y pitillo y el brillo del sol por la ventana.


A lo mejor teníamos que desestancarnos para darnos cuenta de lo vivos que seguíamos, igual porque los monstruos que condenamos en caliente son aliados en frío.