jueves, 14 de enero de 2010

"Say the west is a story we made up to erase."

No podrías quedarte en ningún lugar. Mira, ceder en este contexto más o menos consiste en observarles amagar con tu moral enviciada en las manos. Tampoco queda tanto por perder, es cierto, de pronto puede sonar lógico dejar de esperar tanto. Que realmente es muy poco. Ya ni percepción, ni integridades éticas. Venderse pues, a éstos/aquéllos por palabricas, otras formas de anestesia. Encontrarse después, al cabo de las idas una venida importante. La venida de la soledad, que es mas guapa que tú y mas popular entre las multitudes. La más definitiva, la soledad en que ni las sombras. Invitarla a marcharse. Sentirse amenazada por los estragos. Al fin, por supuesto, darse por trágicamente incapaz y vencida; recibir la costumbre en el felpudo rojo de tu casa y tu vida, y por la puerta de atrás las necesidades de resignación. Dejar paso a lo fatal e inamovible, qué si no. Piensas en comprarte un gato. Resignarte/me/nos a la costumbre de encontrar cerradas las persianas al llegar y el ruido de las llaves que hace eco en los pasillos y los corazones. Un Venga, vale no esperes que llore, gritado en el jeto del pavo del paso del tiempo. Del peso del viento en la cara y las pesadillas de por la mañana, del del espejo de todos los días, de la comida y las sobras, de la cocina limpia, del cajón de tus cosas y la soledad en que ni las sombras.

3 comentarios:

Mastropiero dijo...

vas deshilachando un muñeco de cartulina, y nada mas queda que esas impolutas uñas, queriendo arrancar un minusculo pedazo mas. Me gusta, tanto como usd

Dara dijo...

en el espejo de todos los días he gritado con los ojos esta mañana, y he decidido que no volveré a mirarlo hasta que me haya terminado el desayuno doscientos noventa y tres de mi otra vida.



(michicarubia,
te mando un
abrazo de oso)

Victor R. dijo...

:0 no me atrevo a comentar